31/8/09

Arenas Movedizas

El camino es largo y tortuoso, nunca sabemos con total seguridad hacia donde nos llevan nuestros pasos, ni en que lugar caerán nuestros pies. Aún así, andamos, saltamos y nos lanzamos hacia delante, confiamos en que no pasará nada, que todo saldrá bien…
Los caminos se cruzan, pero no importa, podemos seguir adelante con la persona con quien nos hemos cruzado, saltamos con ella, y nos lanzamos con ella.
Hay momentos en que no somos capaces de visualizar nuestros pies, y cuando nos damos cuenta de que han quedado atrapados y hundidos en las arenas movedizas nos asustamos, “es tarde” pensamos, nos gustaría tener a alguien para sacarnos de ahí y nos damos cuenta de lo solos que estamos, que no tenemos a nadie, que somos seres individuales, y que de nuestra fuerza depende salir de ahí o no. Mientras no salgamos, nos van atrapando cada vez más, no podemos pensar con claridad, nuestra mente es un manojo de hilos, hay demasiadas piezas y tomar decisiones en ese estado sólo conduce al error.
Primero: admitir el estado.
Segundo: salir de ahí con nuestra propia fuerza.
Tercero: aceptar las manos que puedan aparecer a nuestro alrededor y que por ciegos que estábamos hemos sido incapaz de ver.

Poco a poco, paso a paso. Un pequeño empujón más. Ahora veo esa pequeña cuerda. ¿Mi mano llegará a ella? Ahí estás…