2/11/10

Ese algo rojo

Siempre madrugo pese a que me disguste hacerlo. Me cuesta levantarme de la cama, también pensar con coherencia. El proceso es largo, durante media hora mantengo un aspecto desastroso, cada pelo ha tomado una iniciativa y mis ojos legañosos no se acostumbran fácilmente a la luz.

La peor parte es el desayuno, a esa hora nunca tengo hambre y me toca ordenar mis cosas sin acabar de saber que estoy haciendo. El traje chaqueta cuelga impoluto en el armario y mis lustrosos zapatos me esperan al lado de la puerta. Todo está en su sitio, como cada día.

Al vivir en un cuarto piso, bajo por las escaleras para acabar de espabilarme e ir arrancando motores. Cojo el tren para llegar a la oficina, tardo siempre unos veinte minutos, me gusta ser puntual. Una vez allí, la jornada transcurre con normalidad, converso con mis compañeros, presento a tiempo y detalladamente los informes que me han encargado, hago las llamadas pertinentes y, entre unas cosas y otras, me tomo un par de descansos para el café y la comida.

Cuando a media tarde vuelvo a casa todo sigue igual, me pongo mis zapatillas de ir por casa, cojo un libro y me tumbo en el sofá hasta la hora de cenar, aunque algunas veces cambio la lectura por una película.

Así es como poco a poco se marcha mi tiempo y doy (o dando) paso al nuevo día, simplemente acabo durmiendo con el silencio, tampoco necesito más.

Este es mi día a día, tranquilo y sencillo, solitario y sin complicaciones. Al menos, este era mi día a día, antes de que todo cambiara, antes de que una nariz de payaso me cambiara.

10/6/10

De un loco

En algunos momentos me preguntan dónde dejé al loco que quería ser, ese loco lanzado al abismo, ese loco que no podía parar de escribir, ese loco libre y que andaba a su aire sin depender de nada más.... A ese loco se lo comió el amor.


Puede que piensen que el loco se arrepintió de no tener una vida tan variopinta y atractiva, pero al loco le gustó la nueva vida que se iba descubriendo ante él, estaba cómodo y, lo más importante, sabía querer y se sentía querido. Seguía teniendo ese estilo propio, escribiendo en los ratos que le venía al alma la necesidad, iba a su aire pero también aspiraba un poco de otro que tenía un rico sabor.... y su corazón dependía de otro, y aún así se sentía tan libre como en el pasado.


¿Y ahora dónde está el loco? ¿Qué fue del loco?
Sigue siendo un loco, porque un loco no muere en el crepúsculo aunque su mirada se pierda más allá del horizonte, porque aunque amanezca o se ponga el sol, él siempre estará ahí para verlo sentado con las piernas cruzadas o simplemente tumbado en la hierba o la arena, y enseñará a otro a verlo, a mirar con nuevos ojos la vida, mientras al loco ese otro también le enseña cosas deliciosas sobre la vida.


A ese loco se lo comió el amor, pero al amor se lo comió el loco, y el loco sigue sonriendo subido a su arco iris, regalando con los colores la calidez que mutuamente se devoró.

21/5/10

Él quisiera que volviera del mundo de los sueños, para adentrarme en los pensamientos y recuperar todos mis versos.
Y puede que así lo haga, que en mi soledad decida convertirme en el monstruo de las palabras volviendo a usar como excusa mi hambrienta alma.
Tengo sed, sed de historias. Si no me crees mirame a los ojos y verás como cada uno de los cuentos van pasando palabra por palabra, verás todas las frases que aún no he escrito y las escritas proyectadas, verás todas las escenas imaginadas y vividas reproduciéndose como en una película. Y mis ojos por pantalla.

Él quisiera que me convirtiera en acorde, a la espera de una nueva melodía, y que viajara entre pentagramas volando y bailando de un compás a otro.
Y puede que así lo haga, que me convierta en viento y al oído te cante en susurros al caer la noche y alzarse la luna llena.
Anhelo ser tan frágil, tan sumamente delicada, tan increiblemente ágil, poderme colar en cualquier agujero, correr entre las ramas de los árboles y dibujar nostálgicas sonrisas en el cielo. Teniendo el cielo como lienzo y la tierra como una amplia hoja repleta de pentagramas donde las personas forman los cabezas de las notas, las casas y los coches suaves ligaduras, firmes picados, atemorizadores crescendos y dulces diminuendos...y algún acelerando...y algún rittardando...y...y...

Yo quisiera ser el espectro que cada noche entra en la ventana de su habitación y, que con sigilo, se acerca a su cama y lo mira, guardando cada uno de sus gestos, la inocente expresión de su rostro, cada una de las curvas que dibuja su cuerpo dentro y fuera de las sabanas.
Y después, al regresar a mi cueva, volverme a convertir en lo que él quisiera, para narrar todo lo que me inspira, para expresar el ritmo que el corazón marca y regalarselo todo en medio de su último sueño.

¿Deseará seguir soñando...?

2/5/10

Retrato de un Sueño

No puedo retener para siempre
el extasi que produce tu abrazo
y lloro desconsoladamente
deseosa de poseerlo.

Quisiera cerrar los ojos
sentir en mi nuca tu aliento
y perder en tan sólo un gemido
la conciencia envuelta en caos.

Me veo desfallecer en tu mirada
cuando tu voz me susurra al oido
y tus brazos rodean mi cintura
estrechándome con fuerza a tu cuerpo.

Aunque me duela, ahora deseo
no olvidar estos segundos
es estúpido atrapar el pasado
cuando aún el presente vivo,
cuando aún estamos vivos.

12/4/10

Adicciones


Ante mi extraña problemática no pude hacer otra cosa que ir a la consulta de mi médico, a la espera de que él me pudiera dar una respuesta a esa enfermedad que día a día se iba incrementando en mi ser.
-Doctor, no duermo, pierdo las ganas de comer, tan solo bebo agua en algunas ocasiones y me siento terriblemente cansada... -comenté.
-Ahá
-Doctor...creame, estoy enferma -insistí.
-¿Pero qué es lo que ocurre exactamente? ¿A qué dedica su tiempo? -me preguntó.
-A leer, no puedo parar de leer...
Abrió los ojos como platos, su labio inferior empezó a caer hacia el suelo de la habitación, y sus manos se agarraron con fuerza al borde de la mesa. Todo su cuerpo se tensó.
Poco a poco acercó sus manos a su cara, se quitó las finas gafas y se apartó los mechones que caían sobre su frente.
-Señorita, me cuesta asimilar su circunstancia. ¿De verdad la lectura se ha convertido en una adicción tan fuerte como una droga? -cuestionó aún con su cara de sorpresa.
-Eso parece. Necesito ayuda, tan solo me nutro de palabras, no lo puedo evitar. Siento deseos de empaperar mi habitación con frases, parrafadas y diálogos de cada libro... Deboro las páginas con ansia, no puedo dejarlo -suspiré.
Se frotó de nuevo la frente nervioso. Cerró los ojos para calmarse y me miró fijamente los ojos inyectados en sangre por las horas de lectura con poca luz que habían pasado al llegar la noche.
Cogió su libreta de recetas y anotó algo rápidamente. Me alargó el papel una vez firmado.
-No se preocupe, la terapía le saldrá gratuita. Ahora ya puede marcharse.
Me fui de la consulta sin apenas fijarme en el papel escrito, delante de él debía controlarme, pero al cruzar la puerta de salida lo leí.
"Tres puestas de sol a la semana, dos horas de paseo por la montaña cada día. Esto es lo básico. Por lo demás, recuerde hacer de su vida el mejor de sus cuentos"
Sonreí, ese doctor, pese a no estar licenciado en medicina, era el hombre más sabio que conocía.

16/3/10

Giro inesperado

-Hay algo misterioso y complaciente en todo esto. Ya no distingo la realidad de la fantasía en nuestro cuento...
-¿La satisfacción de una nueva historia?
-De vivirla y enredarme en su misterio, cuyo principio me pilló por sorpresa y cuyo final simplemente ni me planteo.
-¿Cuanta magia hay en los versos, en los cuentos?
-La misma que le otorgamos a esta vivencia que aún nos desconcierta.
-¿Imaginaste vivir un cuento así?
-La gracia está en dejar que la realidad supere a la ficción.

7/3/10

Huakaloa

Opto por una vida más sencilla
más tranquila, más maravillosa
Más...más...menos compleja.

Viva la naturaleza y
vive la filosofia
de la paciencia y la paz.

Renuncio, o quiero renunciar...

Tiento por dulzura
Lloro con locura
Sueña con ternura

Opto por una vida más sencilla
más luminosa, más ligera
más...más...¡tan bonita!

Donde las estrellas alumbren la oscura noche
y los sueños despiertos suspiren
ante la belleza y la libertad.

Floto, o quiero volar...

Sin pizca de amargura
sonrio con frescura
mi alma pura.

Xenna

Nemus