Los minutos, las horas... (¡cada segundo!) andan despacio, marcando un ritmo continuo "Tick-Tack".
Susurran curiosos comentarios al oído, se despiden y ya no vuelven, son únicos e iguales, a su vez, complejos y distintos. Y el segundo dice "Adiós", y desaparece.
Cuantos segundos ignorados, desperdiciados y solitarios. Pero el humano se deprime, cuenta distintas penalidades. El segundo, aún ignorado, sabiendo que nadie le hará caso, vuelve a susurrar "Adiós", y te sonríe.
Su despedida recuerda que nada es infinito, pero que donde uno acaba, aparece el siguiente, que también desapareceremos y volveremos a aparecer, que somos un círculo y giramos como las manillas de un reloj.
El tiempo vive con nosotros, los segundos se despiden, los años no se repiten, son pasos en el camino, todos únicos y distintos, tan sencillos como complejos.
Y el segundo, algún día, gritará "¡Adiós!", sonreíra, y con él, desaparecerás.
28/11/09
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