Lo cómodo, lo sencillo, es la santa ignorancia. Adorada por governantes, políticos, negociantes y, en definitiva, espavilados timadores.
¡Santa ignorancia! se aclama. Las calles, repletas de gente de vida regalada, donde los sueños y las ilusiones quedan en eso, donde solo se desean caprichos y disfrutes dados de la misma sociedad que los guía.
Ciegas al misterio y una verdad aún no hallada por sus amados científicos, cierran las puertas a "nuevos conocimientos" que realmente son tan antiguos como la vida misma (o más). Miedo y temor se lee en sus caras, todos corren a refugiarse entre paredes que ofrezcan "seguridad".
Santa ignorancia...para los locos, nuestra igual; para unos su amada y adorada santa que les regala sus deseos; para otros, la enemiga; para aquellos, lo impensable; para muchos, lo sencillo, lo que evita preocupaciones y soluciona vidas como una eterna amiga.
¿Quién eres, ignorancia?
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